Seguro que la has visto por mil sitios pensando que era un artículo más de merchandising, ¿a que sí? Pero te cuento un poquito: La Gran Ola de Kanagawa es una famosa obra de arte japonesa creada por Katsushika Hokusai entre 1830 y 1833. Forma parte de su serie «36 vistas del Monte Fuji«. La obra se creó utilizando la técnica de impresión en madera ukiyo-e, que consiste en tallar una imagen en bloques de madera y aplicar tinta para crear impresiones en papel.
Es una de las obras de arte japonesas más reconocidas en todo el mundo. Ha sido objeto de numerosas interpretaciones y homenajes en la cultura popular. Incluso ha aparecido en portadas de discos como «Sleeping on Roads» de Neil Halstead o inspirado sinfonías como «La Mere» de Debbusy.
Aunque la obra se conoce como «La Gran Ola de Kanagawa»… ¿sabías que en realidad representa una ola gigante en la bahía de Sagami, cerca de la ciudad de Odawara?
Hokusai tenía alrededor de 70 años cuando creó esta obra maestra, ya que la realizó en la última etapa de su vida. Y esta no fue la única ola que dibujó. Existen otras dos que hizo 30 años antes, que se consideran las antecesoras de la ola final.
En estas dos obras, se puede ver una ola mucho más simple, más compacta y con un dibujo mucho menos preciso que el que estamos acostumbrados a ver en la última versión. Además, en estas dos se ve al fondo el horizonte y no el Monte Fuji.
Esta obra ha influido en artistas de todo el mundo, incluyendo a Vincent van Gogh y Claude Monet, quienes se inspiraron en el estilo y la técnica de Hokusai. Causó una gran impresión y tuvo una enorme influencia en el arte europeo, especialmente en el impresionismo.
¿Sabías que el color azul cobalto que utilizó Hokusai para pintar el mar y el cielo era un pigmento sintético recientemente desarrollado en Occidente que acababa de llegar a Japón? Fue la primera vez que se usó en una obra de arte japonesa.
Otra anécdota muy curiosa es que la imagen contiene detalles sutiles, como barcos de pescadores luchando contra las olas y el Monte Fuji en el fondo, que a menudo pasan desapercibidos a primera vista. Los tres barcos que aparecen en el grabado se llaman «Oshiokuri-bune» y se utilizaban para transportar el pescado desde el mar hasta los mercados de Edo (actual Tokio). Los pescadores de las barcas están luchando para navegar por las traicioneras olas, lo que enfatiza aún más el tema de la vulnerabilidad humana frente al poder de la naturaleza.
Además, el Monte Fuji, aunque pequeño, es el eje central de la composición. Simboliza la fortaleza, la eternidad y la inmutabilidad. La ola gigante representa el poderío de la naturaleza, mientras que los barcos diminutos simbolizan la pequeñez e insignificancia del ser humano. Es una metáfora de la relación entre lo divino y lo humano.